ETAPA 7. VIERNES, 8 DE JULIO DE 2022. A MEZQUITA – CASTRO CALDELAS. 90 kms.
Etapa puramente gallega; la primera de tres. La expedición se sumerge, de lleno, en el macizo galaico. Una explosión de sensaciones inundarán los ojos, lo nariz y los oídos de cada ciclista del pelotón. Castaños, robles, helechos… frescor, humedad, olor a ganadería… cantos de aves, mugidos de vacas… puestos de pulpeiras y flechas amarillas. ¡Es Galicia! Una etapa en la que ya no tocará otra cosa más que subir y bajar. En esta, precisamente, tocará bajar más que subir, aunque los 1.700 metros de ascensión habrá que facturarlos.
A Mezquita dice adiós a los ciclistas que ponen rumbo a la Ribera Sacra. Tierras fértiles, de buen queso y mejor vino. En los cresteos que se transitarán se podrá disfrutar de vistas que corten la respiración; fondos montañosos por los que serpentean los ríos que riegan las terrazas en las que se cultivan las uvas del vino de la Ribera Sacra.
Antes de llegar a Castro Caldelas, de la mano de su embajadora Ana López, se tendrá que rendir pleitesía a cuatro puertos de no más de 5 kilómetros y pendientes que rondan el 5%. A esto tenemos que sumarle el mal estado de la calzada en algunos tramos de la etapa. Sin embargo, la belleza de estos lugares, el estado de inmersión en la aventura y de desconexión de las rutinas de la vida cotidiana, la catarata de estímulos que inundará a cada componente de la expedición, la inconsciente atracción que empezará a ejercer Finisterre y la transformación corporal que experimentarán, ejercerán tal efecto que lleven a los ciclistas a un estado de acción casi mecánico, con capacidad de aceptar tantas subidas como se presenten y de afrontar cada kilometrada sin inmutarse. Castro Caldelas, sus cocas, danzantes y gaiteiros esperan, maternales, a los transformados ciclistas del pelotón del Movimiento Ultreya.