Embajador de la 5ª Vuelta a España 2024
Artziniega
Hola! Soy Peio, de Artziniega de toda la vida. Mi padre y su familia son de aquí, sin embargo mi madre es navarra, pero su familia vino al pueblo cuando ella era todavía una niña. Ha habido momentos de mi vida que he vivido fuera del pueblo por estudios en Viena, Bilbao y Venecia, pero la cabra tira al monte. ¡Como en casa en ningún lado!
Desde que recuerdo en casa siempre ha habido bicis. De hecho mi padre ha andado en bici desde que tengo uso de razón. Para mi la bici era como mis segundos zapatos, la usaba para ir al frontón, cruzarme el pueblo hasta Arenaza para ir a casa de Jorge o para bajar a la escuela. Será que andar me da pereza…
Un verano, cuando tenía 14 o 15 años, junto con Ángel, un amigo de Madrid que veranea en Artziniega, nos dió el ramalazo y empezamos a andar casi a diario. La vuelta Okendo era nuestra vuelta, 34Km que nos parecían algo épico. Poco a poco nos fuimos animando a ir más lejos de casa.
Durante el curso siguiente Valen, de la sociedad ciclista de Artziniega, nos asaltó a mi padre y a mi, que estábamos jugando a frontenis, para preguntarme por si estaba interesado en empezar a correr en el equipo de la zona, Luyando-ópticos. Entré tarde, en segundo de cadetes, pero lo disfruté como un enano. El ciclismo me ha enseñado muchísimas cosas; compañerismo, a no rendirme, a ver lo positivo en las desgracias, me ha ayudado a conocerme, he conocido gente buenísima… Además mis amigos no necesitan GPS, ¡si ya he ido yo por esas carreteras!
Pero vamos a hablar de Artziniega este pintoresco municipio situado en la provincia de Araba, en el País Vasco. Haciendo frontera con la provincia de Burgos y la de Bizkaia. Lo primero que llamará la atención de los foráneos son sus hermosos paisajes y el casco medieval de planta almendrada ubicado en un alto, declarado Conjunto Histórico-Artístico. Al caminar por sus calles, los visitantes pueden admirar la arquitectura tradicional vasca, que incluye casas con blasones de piedra y varios edificios e iglesias notables, como el Santuario de La Encina, que datan de la Edad Media. Pero esto es lo que a mi me pasa desapercibido. Lo que realmente me gusta del pueblo es su gente y la cantidad de actividades “por amor al arte” que tenemos. Cada vecino aporta su granito de arena.
El Museo Etnográfico de Artziniega es una importante atracción cultural que ofrece información sobre el estilo de vida tradicional vasco. El museo exhibe una variedad de artefactos, incluidas herramientas, ropa y artículos para el hogar, lo que brinda una descripción completa de la historia y la cultura de la región. Para mi ha sido como una segunda casa, ya que mis padres han estado muy involucrados en este proyecto y me ha tocado pasar días enteros allí o en su antigua ubicación, junto al santuario.
Artziniega también es conocida por sus vibrantes festivales y eventos culturales. Uno de los más populares es el Mercado Medieval, que se celebra anualmente y transforma la villa en un animado pueblo medieval, repleto de artesanos, bufones, caballeros y otros personajes del pasado. Muchos grupos aportan de forma desinteresada para poder llevar adelante este evento.
¡Y no hablemos de las fiestas! Las mejores del mundo, por supuesto. ¿En qué otro lugar se hace campeonato mundial de carrera de bombona de butano? ¡Exacto! Sólo aquí. Playback, tortillas, cronoescalada, la bajada de La Encina, zurrakapote… no hay un hueco libre en los dos primeros fines de semana de Septiembre. Se para el mundo, y los de Artziniega le damos cuerda para otro curso más.
Otro ejemplo más de las maravillosas gentes de Artziniega es Ramón Rey. De él ha nacido el Artzikirol, un maravilloso deporte que aúna futbito, balonmano y rugby, por contarlo de manera rápida. En él se premia la velocidad y el juego en equipo, por el contrario la fuerza está prácticamente prohibida, solo reservada a lanzar más fuerte el balón.
Mucha gente me dice que no paro de dar la tabarra con Artziniega, que si no lo mento en 10 palabras reviento. Puede ser, y así seguiré hasta que no me quede aliento, o por lo menos hasta que el porcentaje no pase del 10%. ¡Es un honor para mi ser embajador de Artziniega, y hacer lo que llevo haciendo toda mi vida pero ahora de manera oficial!
Podréis comprobar que todo esto y mucho más con un poco de queso y un par de txakolis en Julio. ¡¡¡ULTREYA!!!